33. Decidir con calidad es decidir con claridad


(Tiempo de lectura: 4 minutos) Compartimos cinco consejos a tener en cuenta para tomar decisiones claras y de calidad.

1. Desconfía de tu mente subconsciente

A la hora de analizar un problema, la mente no entrenada puede desviarse hacia sus propias zonas de confort. Cuando esto pasa, podrías tender a plantear el problema en términos de una situación ya conocida en vez de enfocar, descubrir y analizar el problema real. Si no prestas atención a los sesgos cognitivos, tu mente tenderá injustificadamente a dar mayor valor a alternativas que confirman tus creencias preexistentes. Dado que a la mente le disgusta cambiar, tenderá a dar mayor valor a las alternativas que representen el statu-quo, dejando de lado otras alternativas más valiosas pero novedosas. Por efecto de la memoria selectiva, la mente se verá influenciada desproporcionadamente por hechos recientes o por noticias que hayan recibido gran cobertura en los medios. Todos estos son ejemplos de sesgos cognitivos que debemos ser capaces de identificar si queremos tomar decisiones claras y de calidad.  
Otro aspecto importante a tener en cuenta es que la mente tiende a ignorar, dejar de lado, no tomar en cuenta el efecto que puede tener la imprecisión e incertidumbre en las métricas utilizadas en el análisis; o desatender aquellos factores difíciles de cuantificar (criterios intangibles), por más importantes que éstos sean. Asimismo, es común no tomar en cuenta las interdependencias entre factores que influyen en la decisión o por el contrario creer que existen conexiones que en realidad no existen (el efecto “halo”) y ser influenciados por la presión social y un sentido de urgencia a veces inexistente.
  • El post titulado “Decidir sin evadir...” menciona la importancia de tomar en cuenta todos los criterios de evaluación, aún aquellos de naturaleza intangible o incierta, ofreciendo herramientas metodológicas para el efecto.

2. Crea tus alternativas

Para decidir con claridad debemos identificar cuidadosamente las alternativas que tenemos a mano, describirlas detalladamente, ver en qué se parecen y en qué se diferencian, qué nos gusta de cada una de ellas y qué nos disgusta. Sin embargo, para decidir con calidad, deberíamos ir más allá de las alternativas conocidas e intentar combinarlas y modificarlas para crear nuevas y mejores alternativas. Con suficiente creatividad y las herramientas metodológicas adecuadas, es posible encontrar, descubrir e inventar una alternativa o dos, o tres, que reúnan características de varias de las existentes y que sean alternativas más atractivas.

3. Define tu sistema de valores

Definir un sistema de valores claro implica identificar aquellos factores que son importantes para tí, priorizándolos. Significa hacer una declaración explícita de los criterios de evaluación que vas a utilizar para la toma de decisiones. 
Asimismo, es muy importante definir clara y correctamente las escalas de evaluación, así como los pesos relativos de los criterios de evaluación. No cometamos el error de asignar porcentajes de importancia a los criterios de evaluación. Según el Prof. Ralph Keeney (1994), este es el error crítico más común y debemos evitarlo. El mensaje es el siguiente: las ponderaciones (los pesos) de los criterios no sólo dependen de su importancia, sino también de las escalas que utilizamos para evaluar las alternativas, por lo cual asignar por ejemplo 50% de importancia a un determinado criterio puede ser erróneo si no consideramos el efecto que tiene en los cálculos la escala que utilizamos para evaluar ese criterio.
Errores comunes: asignar pesos como importancia de los criterios sin tener en cuenta las escalas de evaluación; descuidar los intereses de algunos involucrados; ignorar criterios intangibles o de difícil evaluación; incluir criterios redundantes entre los criterios de evaluación.

4. Evalúa la calidad de la información disponible

Si tienes información precisa, utilízala. Si no tienes información precisa, utiliza estimaciones subjetivas, pero teniendo el cuidado de identificar y si es posible cuantificar la imprecisión en los datos que vayas a utilizar para analizar el problema. Lo que no podemos medir, lo podemos estimar. Sin embargo, debemos tener en cuenta la inexactitud de las estimaciones y la incertidumbre que ello genera, en términos numéricos.

Una vez que hayamos identificado la imprecisión y la incertidumbre, debemos investigar mediante la técnica de análisis de sensibilidad, el grado de influencia que dicha incertidumbre tiene en la decisión que estamos a punto de tomar. Asimismo, es muy importante identificar los supuestos y verificar que sean razonables.

5. Utiliza la lógica

Desconfía de tu intuición. Sin descartarla por completo, sométela a revisión y análisis y deja que la racionalidad y la lógica matemática sean las que dicten la última palabra. Recuerda que la mente intuitiva y no entrenada se equivoca con frecuencia. Dos aspectos a tener en cuenta: (1) sobre el razonamiento lógico: nuestra mente tiene dificultad para razonar fríamente, lógicamente; y de forma más marcada cuando actuamos bajo complejidad o incertidumbre, por lo que es necesario apoyarse en las técnicas para el análisis de decisiones; y (2) sobre el pensamiento relativo: somos mejores comparando que evaluando de forma absoluta, por lo cual siempre que tengamos entre manos un dilema complejo, es conveniente emplear herramientas que nos permitan comparar las alternativas contra referentes de valor conocido.
Espero sirva!! Me encantaría ayudarte con tus procesos de decisión. Ponte en contacto conmigo a través de LinkedIn.

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